En Colombia tuvimos un fin de año 2019 común y corriente, muy distinto al fin de año 2020.
Durante los últimos 10 meses la vida en el mundo cambió radicalmente y asi ha sido también en nuestro País, la vida anterior la vivíamos con libertad muy seguros de sabernos cuidar y de tener una vida completamente gobernable creíamos estar en completo control de nosotros mismos y pensábamos que podíamos manejar cualquier circunstancia por agobiante que fuera con nuestra fuerza de voluntad y conocimientos poseídos; además creíamos saber sobre la vida de los demás.
En el mes de marzo de 2020 descubrimos que no era así, empezó una era de miedo, dolor, soledad e incertidumbre, ante la cual inició esa sensación de impotencia y ya mi vida empezó a depender de normas dictadas por el gobierno y por las entidades de Salud, desde la OMS y fue así cuando nos dimos cuenta que teníamos que encontrarle sentido a la vida y para ello el cuidado propio y de los demás.
Unas personas, muchas se convirtieron en víctimas y otras sin saberlo prácticamente en victimarios al contagiar la enfermedad que había aparecido poco antes desde China y rápidamente en todo el mundo.
Ahora podemos aprender una manera mejor de valorar nuestra existencia, nuestra salud y la de los demás y frente a esa impotencia que sentimos desarrollar el sentido de composición y solidaridad para que algún día entre todos superemos esta experiencia inédita a la que nos tocó enfrentarnos a los seres humanos en el último siglo.
Para sentirnos potentes necesitamos hacer algo para nosotros mismos y que se irradie a los demás y no cargar en la conciencia con la responsabilidad de habernos infectado por prepotentes o haber infectado a otras personas cercanas o ajenas.
Ni que decir de los Profesionales de la salud activos y cercanos a las víctimas que están poniendo la vida en sus manos, ellos sí que tienen que lidiar con sus propios sentimientos, los de los demás pacientes y del equipo de salud; además de cuidar de manera permanente que su actuar se ajuste a las normas éticas de su profesión.
Son personas muy valerosas y los consideramos de todo corazón unos héroes que luchan y luchan por otros a pesar de sus propios miedos, angustias, dolores e incertidumbres.
Para ellos toda nuestra admiración.